Un cuento sobre la ecuanimidad.
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él, y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe? Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?». Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?». Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?
Tod@s vivimos momentos buenos y malos, experiencias negativas que nos arrastran a la rabia, el enfado y la frustración y experiencias positivas. Las situaciones pueden ser favorables y desfavorables. Entonces ¿qué hacer?
Una buena forma de afrontar los cambios y las circunstancias sean cuales sean es la ecuanimidad.
La ecuanimidad es la cualidad que surge cuando logramos vivir las situaciones tal cual son. Cuando dejamos de resistirnos a lo inevitable y aceptamos la realidad.
Los cambios forman parte de la vida. Al igual que el anciano labrador la próxima situación que afrontes párate un momento y pregúntate, ¿buena suerte o mala suerte? Quién sabe.
Es un cuento muy sabio pero no sólo por lo que nos pasa, también por lo que hacemos, no sabemos casi nada de sus consecuencias.
Gracias por tu comentario, muy cierto no sólo por lo que nos pasa sino también por lo que hacemos.
Además, paradojicamente, a veces de lo malo surge lo bueno y de lo bueno surge lo malo. Aún así, hay que intentar hacer lo correcto.