Conflictos en la familia
Familia es la unión de personas que comparten un proyecto vital en común, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, afectividad, reciprocidad y dependencia.
Cada uno de los miembros está íntimamente relacionado y, por lo tanto, la conducta de cada uno influirá en los demás.
En la vida familiar los conflictos y los cambios son inevitables. Cada familia se transforma con el paso del tiempo y debe adaptarse y reestructurarse para seguir desarrollándose.
Pueden aparecer conflictos relacionados con el llamado ciclo vital, podemos ser una pareja sin hij@s, o en época de crianza, con hij@s en edad escolar, con hij@s adolescentes, en periodo de jubilación, etc y cada una de estas fases tendrá sus propios retos y dificultades.
Podemos vivir conflictos por sucesos inesperados, pérdida repentina del empleo, muerte imprevista de un miembro, un accidente y hay conflictos llamados estructurales, que son los más complicados de afrontar. Pueden aparecer como crisis reiteradas. Lo más probable es que la tensión surja de emociones y vivencias no expresadas que se ha tratado de evitar. Las familias identifican la tensión como proveniente del exterior, de las circunstancias, conflictos en que los miembros de la familia no quieren, no saben o no pueden aceptar la responsabilidad del cambio.
El conflicto será menos problemático si es manifiesto, ya que la familia puede recurrir a personas externas y unirse para recibir ayuda. Si es oculto nadie se entera y resulta más difícil su solución.
Un conflicto puede derrumbar a una familia, pero también puede emerger de la crisis fortalecida y con mayores recursos. Esto dependerá de la capacidad para enfrentarla y de reponerse de ella.
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