Algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Sólo tras haber hecho frente a esta regla fundamental y haber aprendido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no, serán posibles la tranquilidad interior y la eficacia exterior.
EPICTETO
Nos preocupamos por lo que paso hace tiempo, por el mañana y todos sus “y si…” por lo que hemos hecho y por lo que dejamos de hacer.
Preocupaciones.
No todas las preocupaciones son inútiles, cuando la preocupación nos sirve como una llamada de atención, que nos lleva a analizar la situación, a buscar soluciones y nos motiva a actuar permitiéndonos adaptarnos y mejorar una situación nos resulta útil preocuparnos.
Sin embargo, cuando nos hacen sentir mal, cuando nos desgastan y nos causan ansiedad y miedo, retroalimentándose y aumentando cada vez más es hora de recordar las palabras de Epicteto y pararnos a reflexionar si lo que tanto nos preocupa es algo sobre lo que tenemos algún control o si es algo sobre lo que no tenemos ningún poder para actuar.
Nos gustaría controlar todo lo que nos rodea, nuestro trabajo, nuestras relaciones, buscando sentirnos seguros, sin embargo, ese control puede volverse en nuestra contra y convertirse en una mochila cargada de preocupaciones.
¿Quieres dejar de preocuparte innecesariamente?
Aprende a tolerar mejor la incertidumbre. Es precisamente la dificultad para aceptar lo incierto lo que nos lleva a estar preocupados.
Decide conscientemente reemplazar las preocupaciones innecesarias por pensamientos de calma.
Acoge cada situación y observa para encontrar la mejor respuesta. Y recuerda algunas cosas estarán bajo tu control y otras no, no permitas que estas últimas te desgasten y te alejen de la calma y la felicidad.
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