COPARENTALIDAD, un puente a construir
Cuando afrontamos una ruptura de pareja, una separación o un divorcio se acaban muchas otras cosas. Se deja de tener un proyecto en común para empezar a construir uno individual, y esto necesita tiempo, se tiene que pasar un duelo para aceptar las pérdidas y adaptarse a la nueva situación.
¿Pero y cuando tenemos hij@s?
Hay una palabra clave, COPARENTALIDAD, aunque la pareja decida divorciarse cuando existen hijos tienen que existir puentes que unan estos dos caminos. Necesitaremos ese puente para mantener una relación cordial con buena comunicación para hablar de los temas que tienen que ver con l@s hij@s.
Ser padres es para siempre. Después de la separación, los acuerdos y la cooperación entre los padres garantizan a los hijos un espacio seguro para superar e integrar las vivencias y duelos de la separación de sus padres. Pero los padres separados se enfrentan a una paradójica situación que los obliga a colaborar para el bienestar de sus hijos y al mismo tiempo, a buscar una distancia emocional suficiente uno del otro. Aquí reside toda la dificultad de la ruptura conyugal y de la nueva organización parental. Encontrar la buena distancia no es fácil y supone hacer ajustes permanentes.
Sin embargo la coparentalidad es la mejor estrategia, el mejor puente a cruzar pensando en nuestr@s hij@s.
Poner la prioridad en las necesidades y los intereses del niño disociando la función parental de la relación conyugal, mantener los niños fuera de los conflictos de los adultos y de la pareja, respetar las relación que el ex cónyuge mantiene con el niño, permitir al niño expresar su amor por cada uno de sus padres son señales que nos indican que mantenemos un puente abierto y seguro para ser transitado por nuestr@s hij@s y por nosotros mismos.
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