Buscamos certezas, seguridad y nos encontramos con que la vida es incierta, cambio, renovación. Por mucho que intentemos controlar nuestro mundo, habrá ciertas situaciones o circunstancias que sucederán sin que lo esperemos y sin que tengamos ningún poder para modificarlas.
Ante la incertidumbre nos queda entrenar nuestra capacidad de adaptación y cambio.
SOMOS LO QUE HACEMOS PARA CAMBIAR LO QUE SOMOS.
Eduardo Galeano
A pesar de las circunstancias, de las dificultades podemos seguir adelante, aunque sea en mitad de la incertidumbre. Pero, ¿que nos puede ayudar en este proceso donde hemos perdido nuestro marco de referencia? ACEPTAR.
La aceptación es el punto de partida de cualquier cambio.
La aceptación acaba convirtiéndose en el pilar más importante para una vida plena. Pero no basta con aceptar con resignación.
ACEPTAR NO SIGNIFICA RESIGNARSE
Aceptar, es abandonar una lucha hacia algo que no tiene solución y buscar otros caminos que nos permitan vivir como nos gustaría. La aceptación nos ayuda a valorar que los cambios también representan una oportunidad para aprender algo nuevo.
El hecho de aceptar la incertidumbre y las situaciones difíciles nos ayudará a asumir riesgos en el cambio, a tener iniciativa sin miedo a equivocarnos, a iniciar el camino hacia una vida más plena.
Para aceptar es importante que conozcas más estrategias para poder gestionar la incertidumbre.
Vive el presente: “hoy es hoy y mañana es mañana”. Céntrate en tu presente, en el aquí y ahora. Focaliza tu energía en tu presente.
Atiende únicamente lo que depende de ti: pregúntate qué cosas dependen de ti y qué otras no. Acepta que no puedes tener el control de todo. Pon tu esfuerzo en resolver únicamente las cosas que sí dependen de ti.
Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.
Antoine de Saint-Exupéry
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