Comunicación proviene de la palabra latina Communis, que significa lo que es común, comunicar es lo que nos une, lo que permite crear conexión.
Cuando nos comunicamos sin barreras construimos una conexión eficaz y saludable con los demás. Esta conexión nos enriquece y nos permite comprendernos mejor a nosotr@s mism@s y fortalecer nuestras relaciones. Y es que comunicarnos no es solo hablar: es abrir caminos hacia el otro.
Tres palabras claves pueden transformar la manera en que nos relacionamos: Atención, Aceptación y Apertura. Tres “A” que tienen el poder de cambiar cualquier diálogo.
Atención
Escuchar de verdad es un acto de generosidad. No basta con oír, necesitamos prestar atención: mirar a los ojos, leer los gestos, percibir lo que no se dice.
Cuando damos atención, decimos con nuestra presencia: “Eres importante, lo que compartes me importa”. Y eso crea un espacio donde las palabras florecen.
Aceptación
Aceptar no significa coincidir en todo, sino abrazar la diversidad de pensamientos y emociones que trae cada persona. La aceptación es un suelo fértil donde las diferencias no separan, sino que enriquecen.
Decirle al otro “te escucho y te respeto aunque no piense igual” es ofrecer un regalo de confianza.
Apertura
La apertura es la llave que mantiene viva la comunicación. Abrirnos a nuevas ideas, a distintas miradas, a la posibilidad de cambiar. Ser receptivos nos permite aprender del otro y mostrar, sin miedo, nuestra propia vulnerabilidad.
Cuando hay apertura, la conversación se convierte en un encuentro real, en un descubrimiento mutuo.
Si en tu día a día pones en práctica estas tres “A” —Atención, Aceptación y Apertura— descubrirás que comunicarte no es solo transmitir mensajes, sino crear conexión. Porque al final, no recordamos tanto las palabras exactas, sino cómo alguien nos hizo sentir al compartirlas.
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