Tod@s podemos recordar momentos buenos y malos, el problema surge cuando nuestro pasado no nos deja continuar hacia adelante con nuestra vida, estar todo el día reviviendo nuestro pasado.

Pasar el día recordando aquello que sucedió o aquello que tuvimos y perdimos no es precisamente la mejor opción para seguir con nuestras vidas, sino todo lo contrario. Nos impide movilizar nuestra energía para realizar nuevos proyectos o, simplemente, disfrutar del día en que nos encontramos. No nos permite vivir el PRESENTE.

Debemos aprender a dejar atrás para poder continuar.

 

Para avanzar tenemos que revisar nuestras cargas, aquellas que vamos acumulando a lo largo de las experiencias de la vida.

 

Hay un cuento que nos puede ayudar a reflexionar sobre este tema:

 

Dos monjes budistas iban viajando juntos y tenían que atravesar un río caudaloso, en la orilla estaba una mujer que les pidió por favor que le ayudaran a cruzar, pues ella no podía hacerlo por sí sola. Uno de los monjes, obedeciendo las reglas de su Orden que prohibía a los monjes hablar o tocar a cualquier mujer, la ignoró y atravesó el río. El otro monje se compadeció de la mujer, la cargó en brazos y la llevó al otro lado del río, donde se despidió de ella y luego los dos monjes continuaron su viaje. Durante el camino el monje que cumplió las reglas iba enfadado, recordando lo que había hecho su compañero. Tras muchas horas de viaje y muchos kilómetros recorridos el primer monje seguía pensando en lo ocurrido y cuando no aguantó más su enojo, le reclamó a su compañero por haber desobedecido las reglas, por arriesgarse a ser expulsado, por haber deshonrado a su congregación. El segundo monje le respondió:
“Yo dejé a esa mujer a la orilla del río, tu por qué sigues cargando con ella?”

 

Una vez que nos hemos liberado de las cargas acumuladas, podemos centrarnos en el presente.  Y desde aquí, construir un nuevo camino hacia el futuro. El futuro siempre empieza en el presente, con el aprendizaje del pasado. Vivir el presente, es el único punto de partida para conseguir que nuestros deseos se cumplan en el futuro.

 

El presente es en realidad el único momento que tenemos. Mantén tu atención en lo que existe aquí y ahora. Acepta lo que viene a ti total y completamente para que puedas apreciarlo y aprender de ello; luego, déjalo pasar.

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